La historia de la novia que “expulsó” a unos niños de su boda se convierte en debate viral

Un texto aparecido en la red social Reddit hace unas semanas ha llegado durante esta Navidad a las noticias internacionales y deja un interesante dilema sobre el querer y el deber.

niños en bodas
En ‘La boda de mi mejor amiga’ (Paul Feig, 2011), una boda también era fuente de diversos (y cómicos) conflictos.

No conocemos el nombre de la novia ni un solo detalle sobre su vida, pero su boda se ha convertido en la más famosa de la red en estas últimas semanas. El enlace tuvo lugar aproximadamente a comienzos de diciembre, pero no fue hasta que ella publicó un largo mensaje en la red social Reddit cuando sus usuarios empezaron a compartir su historia y a opinar al respecto. Y en los últimos días la noticia ha tomado alcance mundial cuando varios medios de noticias en diversos idiomas han abierto un debate al respecto.

“A veces las bodas son sin niños porque el lugar donde se celebran indica de forma explícita que no lo quiere por razones de seguridad y responsabilidad. La pareja que llevó a sus hijos a la boda podría ser responsable de que los contrayentes se encontrasen con una costosa factura extra”

CAROLINE MCCARTHY

Desde luego, la historia lo tiene todo para que todo el mundo tome posiciones: un evento tan universal como una boda, un deseo expreso de los contrayentes y la eterna disyuntiva niños sí/niños no. Antes de ir a por todo eso, repasemos lo que sucedió.

La pareja que contraía matrimonio deseaba una boda sin niños, una costumbre no poco común en los últimos años. Consideraron que los niños pueden cansarse, montar escándalo o perturbar un ambiente festivo en el que muchos adultos estarían bebiendo y disfrutando de una fiesta con otros adultos. Por eso, haciendo uso de la libertad individual para organizar su propio evento, indicaron en las invitaciones que la boda era solo para adultos, por ello aquellas parejas que tuviesen hijos debían acudir sin ellos.

La novia relata que fue flexible con este deseo durante la ceremonia. De hecho, su propia sobrina llevó flores y algunos otros niños estuvieron presentes. El plan era, eso sí, que todos ellos fuesen recogidos por algún familiar o cuidador para irse a casa una vez empezase el banquete y la posterior fiesta.

Pero ya en el banquete la protagonista de esta historia detectó que una de las parejas seguía allí con sus hijos. Se trataba, según la novia, de una vieja amiga de la familia con la que la pareja no tenía una relación muy cercana, pero a la que sintió que debía invitar en nombre de la buena relación que los allegados de ambas tenían entre sí. Nuestra protagonista envió a su organizador de bodas a hablar con ellos para explicarle que se trataba de una boda sin niños y, si bien se había permitido que estuviesen durante la ceremonia, estaba expresamente indicado en las invitaciones que no podían acudir a la fiesta.

A lo lejos, la novia vio cómo la conversación entre el organizador y los padres de los niños subía de tono, así que se acercó. Los padres de los niños le explicaron que no se preocupasen por los pequeños, que estarían pendientes de ellos y no molestarían. “Yo les dije que ese no era el asunto”, explica la novia en su texto. Su marido se acercó a continuación para mediar y empezó a discutir con el otro padre hasta que el tono de la conversación se elevó más de lo necesario.

“Finalmente, exploté y les dije que tenían que irse, algo que afortunadamente hicieron sin demasiado escándalo. Pero aún así la escena fue muy embarazosa, precisamente lo que yo intentaba evitar”.

Para terminar, plantea una pregunta: “¿Fui una capulla por obligarlos a irse?”.

Si Internet no suele necesitar que nadie haga una pregunta para dar su opinión, solo podemos imaginar qué pasa cuando, encima, la pregunta está ahí. A los pocos días el post era viral y esta última semana ha sido recogido por medios de todo el mundo. Parece que absolutamente todos tienen algo que decir respecto a este asunto que enfrenta conceptos universales y transgeneracionales: la tradición contra una decisión personal, el derecho a organizar la boda que uno mismo desee y el deseo de acoger a todo el mundo, el querer contra el deber…

Aparentemente, como la misma autora indica en una postdata añadida cuando el asunto tenía ya alcance internacional, los usuarios de diferentes redes sociales apoyaron a la novia. “Muchas gracias por vuestras respuestas. Por lo que he visto, parece que la mayoría de gente piensa que la pareja fue maleducada. También hay muchos que piensan que fui una gilipollas por organizar una boda sin niños, lo cual es… interesante”.

La periodista Taylor Lorenz apoyó a la novia: “No entiendo el revuelo. Ella dijo explícitamente que era una boda sin niños y esta pareja maleducada llevó a los suyos de todos modos y después incluso rechazó que unos cuidadores se encargasen de ellos. Así que lo siento, adiós”.

Pero también tiene interés una de las respuestas a la noticia publicada en la cuenta de Twitter de la cadena ABC: “No entiendo esto de no permitir niños. Decir “niños no” es como decir “viejos no”. Todos estamos en diferentes etapas de la vida y es bueno aceptarlas. Doy por supuesto que la novia también fue una niña y, probablemente, acudió a una boda o dos”.

¿Es discriminatorio no aceptar niños en un evento, tanto para ellos como para sus padres? Caroline McCarthy, periodista y publicista que da charlas TED, añadió otra interesante dimensión al debate: la legal. “A veces las bodas son sin niños porque el lugar donde se celebran indica de forma explícita que no lo quiere por razones de seguridad y responsabilidad. La pareja que llevó a sus hijos a la boda podría ser responsable de que los contrayentes se encontrasen con una costosa factura extra”.

¿Son las bodas sin niños habituales? Parece que sí. En 2016 una mediática boda en España tuvo esta característica: la de Rocío Carrasco, presentadora de televisión e hija de la tonadillera Rocío Jurado, y su marido Fidel Albiac. Una boda sin niños, ni siquiera los de la novia. Un simple vistazo a Google incluyendo estos términos da como resultado cientos de páginas donde, más que información, hay debate. ¿Son políticamente incorrectas? ¿La voluntad de los contrayentes debe respetarse? ¿Es adecuado rechazar la invitación si tienes hijos y no te parece una medida acertada? Según el Instituto Nacional de Estadística, de abril a octubre tiene lugar la “temporada alta” de bodas en España. Esta tendencia creciente seguirá siendo un debate en 2019, seguro. Y casos como el de esta novia anónima se repetirán. Mientras no lo vivamos en nuestras carnes, siempre podremos opinar en Twitter.

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